
El enfoque constructivista cambia la transferencia de conocimientos por la actividad y resolución de problemas que hacen del alumno creador y original en su entendimiento, muy distinto al objeto pasivo del actuar del profesor que debe completar una lista aparentemente escogida y excelsa de contenido. El aprendizaje activo, en el sentido constructivista, toma en cuenta los intereses y los procesos intelectuales del mismo alumno.
Entre las propuestas constructivistas, se concreta un común denominador que se puede decir que favorece la actividad mental constructiva del alumno, y evita lo que pueda ser freno u obstáculo a su propia actividad mental. De esta manera el constructivismo presenta una gama de enfoques que van desde lo más radical, en la que se favorece una actividad completamente autoestructurante, en la que el alumno, ante un objetivo o propuesta, planifica y lleva a cabo las acciones necesarias para lograrlo, y llega a cuestionar hasta los contenidos escolares y su función, así como la tarea del propio docente como transmisor o supervisor del aprendizaje, viéndolo más bien como un mero acompañante al proceso, que sostiene y apoya el esfuerzo del alumno sólo cuando este lo requiere. En otra postura más término medio, se toma conciencia de la necesidad de cierto grado de guía y preparación. Definitivamente, a mí me parece que hasta cierta edad los niños muy pequeños

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