Me pareció oportuno comentar sobre este documental, dados los acontecimientos ocurridos ayer en Virginia Tech. Y talvéz no se me hubiera ocurrido vincular este tema con el texto paralelo de Pedagogía Social, si no hubiéramos visto una buena parte de este documental de Michael Moore en una de las clases.
La libertad y el Estado de Derecho se han confundido en un sistema que privilegia las ganancias de la empresa armamentista sobre la seguridad colectiva. Es increíble que aún después de episodios como los de Columbine se continuara permitiendo el libre acceso a las armas, de la misma manera en que se compran electrodomésticos. Pero claro, para el negocio de armas, la paz no es rentable; ¿un mundo sin guerras? ¡Quién quiere eso! Ante semejante catástrofe las ganancias bajarían. Y si no estamos en guerra declarada? Bueno, para algo deben usarse las armas, aunque sea para dispararle a los propios compañeros del colegio o de la universidad, siempre y cuando pague por las armas lo que debe.
Y resulta que los principales países productores de armas, a su vez son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas... con todo y poder de veto... ¿no es contradictorio?
Es como que la membresía de la Fundación PETA (Personas por la Ética en el trato de los Animales) fueran accionistas mayoritarios de la empresa de abrigos de piel o de la industria cárnica...
Recomiendo la primer escena de la película "El Amo de la Guerra", que es muy ilustrativa sobre las armas y el uso final para el cual fueron creadas...
Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz
y boca de mujer.
Con curvas y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer
todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
Gioconda Belli.